viernes, 25 de mayo de 2012

“La hora de la verdad”

Por: José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie

El cobarde atentado contra el ex ministro, Fernando Londoño, se convirtió en símbolo de la reciente escalada del terrorismo y de su reedición con insólitos y atroces grados de sofisticación. El mensaje de las FARC fue directo contra quienes se han atrevido a cuestionar la debilitada política de seguridad, el ambiguo discurso de los “diálogos” y los mecanismos de impunidad, evidentes en el mal llamado Marco Jurídico para la Paz. Temas en los que Londoño ha sido contradictor implacable, no por simple postura ideológica, sino como él dijo: para defender altos valores por los que vale la pena vivir, en un país en donde el salvajismo y el terror quieren volver a asentarse.

La bomba Lapa contra Londoño, hace parte de las gravísimas consecuencias que nos ha traído la tozuda postura de negarnos a aprender de épocas aciagas, cuando la guerrilla se burló de la mano tendida que habilitaba una salida política. Entonces, como ahora, abrimos resquicios convertidos en boquetes, que le permiten a los narcoterroristas escalar en sus planes políticos y militares, en los que se llevan por delante a una lista interminable de mártires, con total impunidad.

No obstante, con el estupor aún vivo por la explosión al norte de Bogotá, una aplastante mayoría en el Congreso daba la bienvenida a un escenario que “sueña con una paz de babas”, aprobando en seis debates el acto legislativo. Una salida en falso que nos aproxima, peligrosamente, a caminos que creíamos superados. Esa es la gran tragedia. Volver a una política de “apaciguamiento”, por no querer derrotar definitivamente al terrorismo. El incremento de las hostilidades que precede, hoy como ayer a sus demandas de negociación, es brutal como atroces sus pretensiones para nuestra democracia y nuestra nación. 

No olvidamos los repudiables “hechos de paz” de las FARC durante la zona de distensión, la masacre de Bojayá, la bomba en el Nogal, las tomas de Toribío y Caloto y tantos otros crímenes de lesa humanidad, como el asesinato de los 11 diputados, Gilberto Echeverry, Guillermo Gaviria y los 4 uniformados secuestrados por más de una década. O en los últimos días, el homicidio de 12 militares en La Guajira, el secuestro del periodista francés Romeo Langlois y la amenaza contra el expresidente Uribe develada en Argentina.
 
 Por estas vías buscan, nuevamente, constreñir a la sociedad a sus exigencias, indultar sus crímenes de guerra y acelerar su participación en la vida política, aunque tengan que volver a acallar a quienes se interpongan en su camino.

Si de algo sirvió el sacrificio de los escoltas de Londoño y su propio dolor, fue para notificarnos una vez más, la mortal forma que tienen las FARC de agradecer gestos de paz. Pero, más aún, para descalificar y deslegitimar el Marco Jurídico para la Paz y propinarle una puñalada a las negociaciones, heridas de muerte por propia mano de las FARC. Lo que explica por qué algunos sectores niegan la evidente autoría de las FARC en el ataque contra Londoño y ahora contra el expresidente Uribe. 

El aumento del terrorismo debe llamarnos a la sensatez. Mientras sigamos inaugurando semanas de violencia como las que han transcurrido y cavando tumbas –muchas sin registro en prensa ni en los juzgados– la paz será un imposible ético e histórico. ¿Cuánto más tendrá que ocurrir para detener la barbarie y unir filas contra los violentos? Esperamos, que así como los atentados tuvieron repercusiones políticas, también resuenen en el Senado, donde se librarán los debates que le restan al Marco Jurídico para la Paz y, más aún, sobre Fuero Militar. No es pensando con el deseo, sino con valor y decisión, haciendo la tarea de derrotar la criminalidad, como vamos a salir de la noche de terror.

*Presidente ejecutivo de FEDEGÁN.

miércoles, 23 de mayo de 2012

¡Un quinquenio perdido!

Por: José Félix Lafaurie
@jflafaurie

Editorial del 13 de mayo de 2012. 

La decisión del Gobierno de prorrogar por sexta vez el Decreto 1500 de 2007, asestó otro golpe al sector ganadero en su empeño por alcanzar la admisibilidad sanitaria para el comercio internacional de alimentos. La noticia no pudo ser más desafortunada, pues a un par de días de vigencia del TLC con Estados Unidos, sabemos que en éste –como en otros acuerdos– el veto a los productos cárnicos y lácteos deriva, justamente, de las distancias que nos separan de sus estándares de inocuidad. El lustro de inactividad que pasó es imperdonable, como inexplicables los 14 meses de discusiones técnicas para acordar las reformas a este decreto, en momentos en que apremia la reingeniería de las plantas de sacrificio y la modernización de las cadenas.
Es un escenario de incertidumbres y contradicciones. No tenemos cuándo adoptar un régimen legal de admisibilidad para el sector. De hecho, el Decreto de 917 de 2012 justificó la prórroga de seis meses, con el argumento de “actualizar el precipitado decreto (1500)”. Hablamos de acometer una reforma que exige nuevas consultas, internas y externas, para una norma que demandó una cuidadosa concertación –inclusive con las autoridades americanas– y más de dos años de revisiones y consultas con todos los actores públicos y privados. Pero entendemos que una comisión viajó a Washington el pasado miércoles, para consensuar las modificaciones.

Por lo pronto, seguimos en el limbo, bajo un régimen de transición con normas sanitarias concebidas hace más de 30 años. En otras palabras, estamos varados, pero más lejos. Menos de un millón de animales, de los cuatro millones que se sacrifican anualmente, se procesan en plantas autorizadas. Seguimos con un mercado cárnico de $12 billones, de los cuales 75% se queda en manos de los informales, que están politizando las decisiones sectoriales en materia sanitaria.

Empresarios y productores que “confiaron legítimamente” en la seriedad y coherencia de las autoridades y en el marco legal que, supuestamente, garantizaba estabilidad y predictibilidad, hoy se sienten asaltados en su buena fe. La expectativa de que finalmente el gobierno impondría la formalización de los cruderos –Decreto 616/2006– y del sistema de sacrificio –Decreto 1500/2007–, sumada a la inminencia de los TLC, los llevaron a librar una carrera para presentar sus planes graduales de cumplimiento y a endeudarse para ejecutarlos. Hoy nadie responde. Quedaron “colgados de la brocha”, mientras cientos de mataderos, que no garantizan inocuidad, se benefician de los aplazamientos. Es evidente la responsabilidad del Estado como legislador.

Pero además de alejarnos, peligrosamente, de los estándares internacionales, el gobierno dejó sin piso disposiciones que conferían dientes al ICA y al Invima, para proteger el mercado de importaciones insalubres. Grave, en momentos en que desmontamos aranceles para productos de por lo menos 43 economías con las que hemos firmado los TLC. Casos como el nuevo brote de vaca loca en Estados Unidos, difícilmente podrían ser atajados por las autoridades sanitarias con la legislación actual, tan o más añeja que su infraestructura de inspección y control.

Si nos va bien, solo hasta 2016 tendríamos un sistema de sacrificio eficiente, racional e inocuo. La razón, es que para ese año vencería el generoso período de gracia máximo que otorga la norma –de tres años y medio– para que los mataderos se adecúen a las disposiciones. Esto no es serio. Han pasado siete años desde que se promulgaron los Conpes sanitarios y los decretos reglamentarios y seguimos enfrascados en temas de clasificación de plantas. La discusión sería más productiva si versara sobre instrumentos que requieren los privados para ajustarse al 1500 o las acciones policivas para darle cumplimiento. Pero necesitamos admisibilidad ya y no podemos seguir sumando años a pérdida. Fedegán exige, con justa causa.
 

*Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN

viernes, 18 de mayo de 2012

TODAS LAS FORMAS DE LUCHA

Por: José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie

Era de esperarse la nueva embestida de León Valencia. Quedó muy afectado después de mis dos columnas, en las que quedó al desnudo la falsa moral con la que juzga a Fedegán y a la ganadería, después de su larga carrera criminal. Lo desafortunado de su artículo en Semana, es la falta de rigor que vuelve a exhibir guiado por un ánimo vindicativo. Nada afecta más a la izquierda radical, que sus crímenes queden expuestos. Por eso, en su guerra política contra todo aquel que pueda desafiar su impunidad, no hay terrenos vedados: medios, estrados judiciales y la misma política activa. Es su forma de extrapolar lo que aprendió en la guerrilla: combinar todas las formas de lucha.

Lo grave no es que use una fuente ampliamente desprestigiada –como el tal Hernán Rodríguez– sino que en su afán por atacarme, ignora la sintonía que me genera con miles de ganaderos, afectados por 30 años de violencia del ELN. El grupo narcoterrorista del que se ufana haber sido parte como miembro del COCE, es decir, su comando central. Una instancia que decidía crímenes de lesa humanidad. Pero ayer desde la selva y hoy encubierto, en su cuestionada posición “académica”, sigue señalando a dedo y arruinando, sin éxito, la honra de quienes hemos construido una trayectoria en la decencia y la legitimidad.

No debo explicaciones a Valencia, pero sí voy a rectificar su muy errada argumentación. Para empezar, Hernán Rodríguez no es más que un personaje comprometido en una defraudación a más de 1000 ganaderos, durante la construcción de Frigocasanare. Un proyecto sentido para la región, que terminó en demandas ante la Fiscalía. Un tinglado de dineros e intereses que la Supersociedades y la Superfinanciera atajaron, al congelar una parte de los fondos comprometidos. Fedegán-FNG se negó a participar de ese despropósito, como sí lo hizo la alcaldía de Nunchía, lo que constituye un peculado. No sé si exista Confegan, pero a sus afiliados deseamos suerte, para evitar posibles futuras estafas, como también sucedió con un distrito de riego promovido por el personaje.

En cuanto a sus infamias en relación con la parafiscalidad ganadera –para que de las calumnias NO quede algo– es sabido que por la Ley 89 de 1993, los recursos del FNG no son de manejo discrecional de Fedegán. Sólo los administra y tienen destinación específica. Las inversiones las autoriza su Junta Directiva, presidida por el Ministro de Agricultura, única instancia con veto. Como Presidente del gremio, sólo participo como uno de sus 10 miembros y no obro ni como representante legal –no manejo un peso– ni como parte de su estructura.

Es falso que exista una demanda de Colpatria contra el FNG. El destino de Friogán no depende de Fedegán ni de su Presidente ejecutivo. Es una sociedad anónima –resultado de la fusión de 5 frigoríficos– con una Asamblea de más de 800 socios, entre los cuales no figura Fedegán. En cuanto al Fondo Ganadero de Córdoba es una sociedad anónima, con recursos de particulares y del Estado, autónoma e independiente de Fedegán, que se rige por sus estatutos y órganos de dirección y administración. Sólo esperamos que sus directivos sepan explicar el despojo del cual se le acusa.

Entre tanto, le recuerdo a Valencia que él sí le debe explicaciones al país, asociadas con su pasado criminal. ¿O ya olvidó las denuncias de Rafael Simancas, guerrillero desmovilizado, que lo vinculan con crímenes de lesa humanidad, entre ellos los secuestros de ganaderos como Rafael Romero, Hernando Romero o del ciudadano turco Avabdid? El resto de las afirmaciones de Valencia, hacen parte de sus pretensiones, poco exitosas, por criminalizar a Fedegán y a su Presidente con el paramilitarismo. Y, dado que no le funcionó, ahora lo intenta con una acusación por corrupción. Amanecerá y veremos.

*Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN

domingo, 6 de mayo de 2012

TLC con USA, llegó la hora

Por: José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie
 
Como no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, miles de pequeños y medianos productores tendrán que pagar el costo del intercambio comercial con USA, porque en 15 días empezará una era que cambiará la estructura del mercado interno de lácteos y cárnicos que hasta hoy conocemos. La hora de la verdad llegó. Y ante este desolador panorama, volvimos a dedicar otra jornada de análisis, durante el Foro Internacional que organizó la Cámara Gremial de la Leche de Fedegán, con el objetivo de volver a buscar, a la luz de las experiencias internacionales, pero también de las propias y de cara a las precarias ventajas competitivas, salidas a la crisis que afrontarán los ganaderos.

Colombia, tiene ventajas comparativas en el sector rural, pero pocas o casi nulas competitivas. Y es en el aprovechamiento de unas y otras, donde se librará la batalla comercial. Nadie discute las ventajas de una ganadería a base de pasturas naturales, fundada en los beneficios del trópico -agua y luminosidad abundantes- y su oferta ambiental y agroecológica, pero son insuficientes por los bajos parámetros productivos y reproductivos -propios del ganadero- y otros que comprometen al Estado, que impactan la capacidad sectorial para competir.
 
Una simple comparación muestra las asimetrías. Mientras USA con un hato de 94 millones de animales, ordeña 9 millones y produce anualmente 88 mil millones de litros; Colombia con 24 millones, ordeña 7.4 millones y produce 6 mil millones de litros al año. Catorce veces menos, pues los competidores americanos tienen un sistema especializado a base de maíz subsidiado –del cual es el mayor productor del mundo- lo que les permite tener un precio pagado por la leche al ganadero hasta un 30% por debajo del nuestro.

Pero hay más, Estados Unidos ha desarrollado un impecable sistema intermodal de transporte de mercancías, 30% más económico que el colombiano. Entre tanto, nosotros seguimos moviendo el 70% de la carga por carreteras con un atraso de 60 años y por redes terciarias que hicieron agua con la ola invernal. Tenemos una de las peores redes viales de América Latina. De hecho, sólo tenemos pavimentado el 8,5% de 164 mil kilómetros. Según Andrade, director de la ANI, en carreteras estamos como los pobres de África.
Pero además de que no gozamos de admisibilidad en Estados Unidos, tendremos que medirnos con importaciones subsidiadas del mayor productor de carne del mundo y el 2 en lácteos, favorecidas además por la tasa de cambio. Sólo desde que se negoció el tratado a la fecha, la revaluación del peso frente al dólar debe estar sobre otro 30% adicional.

Son factores suficientes para prever el desastre que se avecina. Las pocas ventajas comparativas son insuficientes. Lo sabíamos. Durante las dos décadas del ATPDEA poco se aprovechó. Cuál es entonces, la razón de optimismo de unos pocos -creo que sólo Colanta que, a propósito, también estuvo en el Cuarto de al Lado- que creen que ahora sí podrán exportar, cuando en el pasado las exportaciones de lácteos fueron marginales? Le recuerdo: el 67% de las subpartidas -347 de 519- estaba con cero arancel. Ahora es a otro precio: los beneficios son bilaterales y no unilaterales, como ocurría con el ATPDEA. Amanecerá y veremos.

Pero mientras amanece, vale la pena que pensemos qué vamos hacer con más de 300 mil muy pequeños ganaderos, que constituyen la pobreza rural. El impacto social será dramático, aunque lento y progresivo. La lección mexicana debe servirnos. Allá más del 70% de los productores desapareció. Y aquí como allá, el problema de pobreza y marginalidad está en el campo. No actuar de inmediato podría ser demasiado tarde y de consecuencias imprevisibles en empleo, bienestar y paz rural.

*Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN