@jflafaurie
El balance de la reciente ola aperturista, que comprometió a casi
todos los países del hemisferio occidental, no pudo ser más gravoso para el
sector pecuario. Ahora el país está empeñado en avanzar hacia Oriente Medio y
la próspera y poblada región del Asia-Pacífico, con lo que prácticamente queda
sellada la suerte futura del mercado global.
Una y otra región presentan oportunidades diferentes. Lo que no se dio
en la primera ola de TLCs, esperamos se nos dé en la que se adelanta con Corea
y Turquía. Es, si se quiere, nuestro cuarto de hora. Pero al parecer las cosas
no van bien. Lo que ahora parece más seguro, es la postura discriminatoria en
los nuevos tratados, echando por tierra las promesas de resarcir las
inequidades que se crearon en la primera fase.
No nos convence el reciente informe del equipo negociador con
Corea del Sur, que deja para el cierre la inclusión de los productos cárnicos y
lácteos. Eso significa que a última hora la negociación puede terminar
discriminando contra esos productos, tal como ocurrió recientemente con Turquía
o en el pasado con Estados Unidos, Europa, Canadá o Suiza. De prevalecer la
discriminación, se sentará un mal precedente para las negociaciones con Oriente
Medio y el norte de África, hacia donde está apuntando el Gobierno. Estos
mercados, en conjunto con los de Asia Pacífico, constituyen “La Meca” de
oportunidades para los productos pecuarios, pues concentran condiciones
excepcionales para la proyección internacional de la actividad ganadera. Entre
ellas, un aumento exponencial de la población y un rápido crecimiento
económico. Pero además, escasos recursos agropecuarios, en donde Colombia tiene
ventajas comparativas en precio y calidad.
Frente a Corea del Sur, por ejemplo, gozamos de un estatus
sanitario superior, considerando el incontrolable brote de aftosa que los
afecta, con un fuerte impacto en el abastecimiento de carne y leche. Hoy, Corea
del sur, con una población similar a la colombiana, un hato de 3 millones de
animales y un consumo percápita de 10 kilogramos al año, debe importar de
Australia el 58% de la carne bovina que consume. Los estimativos indican que
para 2019 la oferta doméstica sólo podrá abastecer el 48% de su consumo
interno, lo que exacerbará su dependencia de las importaciones, que para
entonces llegarán a 350.000 toneladas, el 52% de su demanda interna. Sin duda
un mercado atractivo.
Las oportunidades que ofrece el mercado coreano ya las están
aprovechando USA y Canadá y muy pronto México y Uruguay, todo gracias a una
estrategia comercial, sanitaria y diplomática bien coordinadas. Pero al parecer, a nosotros nos volverán a dar más de lo mismo, al decir
de lo que ha venido ocurriendo en las mesas de negociación agropecuaria del TLC
con Corea del Sur. Indefectiblemente, la historia se
repetirá y las perspectivas de entrar en plazas donde somos competitivos con
nuestra oferta exportadora, se convertirán en una nueva frustración y
volveremos a quedar por fuera de los mercados del futuro.
Señor Ministro de Agricultura, creemos en las oportunidades de las
que habla su cartera para el campo colombiano, por la vía de la
internacionalización de la economía. Pero mientras no exista voluntad en las
negociaciones para generar acuerdos incluyentes para el sector primario y una
verdadera intención en la contraparte para abrir su mercado agroalimentario
–sin barreras para-arancelarias ni subsidios que generen asimetrías– seguiremos
andando y repicando en la procesión, sin que se logren mayores avances. Las
oportunidades seguirán siendo para los sectores industriales. En tales
condiciones, nos negamos a seguirle apostando a una política aperturista, que
más parece estar destinada a aumentar la miseria y la inequidad en la
ruralidad. ¡No hay derecho!
*Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN.
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