Por: José Félix Lafaurie
Rivera*
@jflafaurie
El exministro Juan
Camilo Restrepo abandonó la sensatez y el buen juicio. Es la única explicación
a sus declaraciones salidas de tono y que faltan a la verdad. Trafica con
argumentos que no aguantan el escrutinio, en un intento por ceñir con impudor,
una aureola moral que no le queda. Vuelve a decepcionar a los productores
rurales, al Partido Conservador, a los gremios agropecuarios y al mismo
Gobierno Santos que dice defender. Sin mediar en la ruina del campo –que él
contribuyó a profundizar– o a quién conduzca a la picota pública, defiende la
inexistente política rural, el inconcluso acuerdo agrario de La Habana y se
hace cruces por un arreglo burocrático que él mismo avaló e impuso a su sucesor
en la cartera agropecuaria.
El país rural no aguanta
más desaciertos. Menos viniendo de quien estuvo al frente del MinAgricultura
por 3 largos años, sin mayor gestión para mostrar a no ser a favor de las
demandas de las Farc en Cuba. Olvida que su salida del gabinete se produjo en
plena agitación de los paros agropecuarios. Una bomba social que se activó –y
permanece amenazante– mientras ingentes recursos eran destinados exclusivamente
a la ineficiente política de restitución de tierras, aunque los males estructurales
del campo permanecieran sin atender. Pero así como no arrancaron las vías, ni
las normas sanitarias, ni los ajustes en precios, ni contra el contrabando,
tampoco hay mucho para mostrar en materia de tierras.
Da pena desmentir al Dr.
Restrepo, pero ahí están las cifras oficiales. A marzo se habían proferido 372
sentencias de restitución, que involucraban 21.103 hectáreas a favor de 927
víctimas. Aunque de las 21.103 has. restituidas 60% corresponde a baldíos,
es decir a procesos de formalización para poseedores y ocupantes. En
consecuencia y siendo indulgentes, sólo 0,7% de las has. y 0,25% de las
solicitudes han sido atendidas, cuyas reclamaciones expirarán en 2021. Pero no
son los únicos indicadores del fracaso. Apenas se han registrado 54.064 víctimas,
un hecho asociado a la inseguridad que ya ronda más 67 asesinatos. Con lo cual,
un 85% de los reclamantes permanece invisible y de los casos registrados sólo
30% ha sido microfocalizado para ejecutar la restitución. ¿Cómo sacar pecho con
un evidente fracaso?
Más aún, el exministro
se ufana de haber acompañado el acuerdo agrario de La Habana y se burla de
quienes llamamos la atención sobre el veneno del “informe conjunto”, sus
conexiones con los temas posteriormente abordados y las “salvedades puntuales”
que serían “reexaminadas” antes del acuerdo final, según informaron las 2
partes. Si “nada es para la guerrilla” y “todo es para la población campesina”,
como sostiene el exministro, ¿dónde están las 150 mil has. que asegura se
confiscaron al “Mono Jojoy” y por qué no se han restituido? ¿O las más de 800
mil despojadas por las FARC de acuerdo a la Unidad de Tierras adscrita al
Ministerio? Pero además ¿quiénes están negociando las Zonas de Reserva
Campesina? ¿Por qué las Farc han influido directamente para constituirlas,
incluso con infiltrados en el Incoder?
¿Acaso no tenemos
derecho a disentir de un acuerdo con un grupo narcoterrorista, que propone al
menos 14 mecanismos para afectar la propiedad rural? Son figuras que incluyen
razones de “explotación antieconómica”, “tierras improductivas y ociosas”, que
“incumplan la función social” o las “normas ambientales”. Categorías que en un
país sin tierras pueden dar para todo, incluso para una reforma confiscatoria y
expropiatoria y para hacer demagogia en plena campaña electoral. El exministro
Restrepo ya dio muestras y en la pataleta echó al agua a sus condiscípulos del
Partido Conservador, para enlodar un acuerdo burocrático pactado con el
Gobierno y avalado por él antes de salir de la Cartera de Agricultura. Señor
exministro, tuvo una oportunidad y hoy paga el costo político. No vuelva para
sembrar vientos y recoger tempestades. El país rural se lo agradecerá.
*Presidente Ejecutivo de Fedegán
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