viernes, 4 de abril de 2014

Las mentiras de La Verdad

José Félix Lafaurie Rivera
@jflafaurie

“Hay que tener el valor de decir la verdad, sobre todo cuando se habla de la verdad”, Platón. Parece como si el filósofo, desde los rincones de la historia, les mandara un mensaje a las Farc, a propósito de su exigencia de crear la Comisión de la Verdad, pues lo primero que deberían hacer para exigirla es poner su verdad sobre la mesa. Pero mientras Santrich exigía la tal Comisión, su compadre Catatumbo declaraba, sin vergüenza alguna, que “La comisión negociadora de las Farc reconoce su responsabilidad parcial en la muerte y desplazamiento de varias familias durante el conflicto armado” y que “sin duda, también ha habido crudeza y dolor provocados desde nuestras filas". A eso reducen el desangre que le han causado al país durante medio siglo.

Es la estrategia mentirosa que han aplicado a lo largo de las negociaciones. No pusieron sobre la mesa la lista de sus despojos para atreverse a hacer propuestas sobre el tema de la tierra; ni las rutas del narcotráfico y sus contactos mafiosos, para tener un mínimo de legitimidad que les permita hablar con el Gobierno de política antidrogas. Guardan silencio sobre la macabra lista de reclutamiento y prostitución de menores, y sigue oculta la verdad sobre miles de secuestros y asesinatos.

En este caso, como siempre, no se trata de una propuesta sino de una exigencia, que además es inmediata, es decir, no como resultado después de la firma de acuerdos finales, como la acepta el Gobierno, sino como condición e insumo para la discusión del tema de víctimas; otra estrategia para dilatar por años la negociación. Por eso Santrich se pregunta: “¿Cómo pueden establecerse responsabilidades, o cómo puede abordar la mesa el tema de víctimas (…), si no se establece cómo se dieron los hechos?”

A las Farc no les importan las víctimas, sino lo que ellos llaman “el esclarecimiento del origen del conflicto y su verdad histórica” y además exigen que ese esclarecimiento se remonte a la violencia política de mediados de siglo pasado.  ¿Para qué? Para sacar todo su desueto arsenal ideológico y exculparse de todos sus crímenes, echándole toda la culpa al Estado y a la sociedad. 

En el comunicado lo dicen con claridad, con una lista que incluye a “…los partidos y círculos políticos hegemónicos, las asociaciones de terratenientes, los gremios, la gran industria, los bananeros, ganaderos, banqueros y otros actores poderosos, que (…) también han sido victimarios; al igual que las empresas que poseen los medios de comunicación social”.

Y por supuesto, en su pertinaz rechazo a nuestras instituciones, no aceptarán someterse a la justicia, sino a un juez externo, ajeno al Estado colombiano, al que consideran, simplemente, un victimario más. Según ellos, en todas las experiencias de Comisiones de Verdad y justicia transicional, “las autoridades imputadas o responsables por acción o por omisión, no tuvieron a su cargo el juzgamiento de su contraparte”.

Esta es la verdad detrás de la exigencia de verdad de las Farc. No reconocerán ni repararán a sus víctimas. No reconocerán delitos ni aceptarán ser juzgados. No quieren integrarse a nuestra sociedad sino imponernos la suya. Y el Gobierno les está haciendo el juego.

Mientras tanto, la sociedad civil trabaja en la verdad como una forma de reparación y fundamento de la justicia. La Fundación Colombia Ganadera-Fundagan, en 2009, presentó un informe con los nombres de 3.293 víctimas de secuestro y/o asesinato, sin que haya habido manifestación alguna de las autoridades. En 2013, un segundo informe reseñó ya cerca de 9.000 ganaderos que se reconocen como víctimas de diversos delitos. Un aporte a la verdad sin mentiras de Platón, la verdad de carne y hueso, la verdad de las víctimas.

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