viernes, 25 de enero de 2013

FEDEGÁN PIDE A HUMBERTO DE LA CALLE QUE DE EXPLICACIONES Y EXCUSAS POR CALIFICATIVOS OFENSIVOS CONTRA EL GREMIO GANADERO



Enero 25  2013. – El presidente ejecutivo de FEDEGÁN, José Félix Lafaurie, salió  defensa del sector ganadero, luego de que Humberto De la Calle Lombana, jefe negociador del Gobierno Nacional en el proceso de paz de La Habana con las Farc, entregara declaraciones ofensivas contra el gremio, manifestando que este ejercía una “manipulación truculenta a las propuestas del tema agrario que se debaten en Cuba”. El representante gremial  exigió una explicación para todos los ganaderos del país y también una excusa por el lenguaje tan indebido con el que ha tratado a un renglón tan importante de la economía nacional.

Lafaurie manifestó que “desconocemos en una persona respetable y rigurosa en la palabra el calificativo de “truculento”, para ser aplicado a un gremio que defiende unos intereses -que aunque minoritarios de la sociedad- son también muy válidos. No se oye bien que una persona hidalga como De la Calle use un término más aplicable a su contraparte en la mesa, las Farc, que sí han tenido un accionar “truculento” en contra de la sociedad colombiana, poniendo bombas en El Nogal, asesinando, secuestrando y extorsionando a miles de colombianos, solo porque no comparten sus ideas o sus intereses criminales”.

“Y es más lamentable que lo use cuando al frente del equipo negociador están no solo dos generales de la República, que sí han sentido y les ha tocado saber literalmente lo que es actuar “truculentamente” por parte de las Farc y de todas las fuerzas criminales de este país (Óscar Naranjo, ex director de la Policía Nacional, Jorge Enrique Mora, ex comandante de las Fuerzas Militares), sino también  quien hasta hace poco presidía el Consejo Gremial Nacional, Luis Carlos Villegas, donde tiene asiento FEDEGÁN” afirmó el dirigente.

Sostuvo que “no creo que deba ser ese el trato a aquellos que como simples ciudadanos en representación de un gremio víctima de las Farc, hacen críticas abiertas y honestas frente a un proceso del cual  nos declaramos escépticos. Es nuestro derecho. No solo sirve bien aquel que halaga sino quien dice la verdad sobre los hechos y De la Calle lo sabe. Desde que fue nombrado para tan alta responsabilidad, fuimos a su despacho a explicarle nuestras reservas. Nunca hemos actuado “truculentamente”, ni dicho nada que no creamos sinceramente, ni procedido con cálculo político y persiguiendo otros escenarios. Lo hemos hecho creyendo que de esa forma defendemos unos intereses y advertimos sobre las consecuencias de un mal final”.

El presidente ejecutivo de FEDEGÁN indicó que “De la Calle sabe que puede recurrir al gremio ganadero. Creemos en el Gobierno. Lo ayudamos a elegir. En quien no creemos es en las Farc”. Y reiteró que el jefe negociador del Gobierno en La Habana le debe una explicación al país por el uso de un lenguaje que no es usual en él y una excusa a miles de ganaderos que sí creen en la paz. “No nos pueden graduar de enemigos de la paz, porque somos los que más duramente nos ha tocado vivir la violencia. Esperemos de De la Calle mayor comprensión y tolerancia”, concluyó José Félix Lafaurie.

COMUNICACIONES FEDEGÁN

¿Por qué creerle a las FARC?



Por: José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie



Empieza a subir una atmósfera de desconfianza y desgaste en las expectativas que se tejieron en torno al proceso de paz. El abuso mediático de las FARC para contener una crisis temprana y su afán por darle salida a sus improcedentes demandas sobre la “tierra”, la han llevado al terreno de las contradicciones. Hablan de un fondo para distribuir tierras, ajenas por supuesto, porque niegan el despojo violento que protagonizaron. Piden cese al fuego bilateral, pero no reconocen el fracaso de su tregua unilateral. Proponen humanizar el conflicto, pero ocultan sus crímenes de lesa humanidad. Hablan de “coincidencias” con el gobierno en el tema agrario, cuando éstas no pasan del ámbito diagnóstico y especulan con una “Constituyente” que el Presidente jamás ha avalado.

Las FARC engañan y manipulan. Todo vale, incluso, misivas a Chile y Venezuela, países acompañantes del proceso, con el ánimo de que ellos también los legitimen y traguen entero los sapos de su aparente postura conciliatoria y democrática. Ya lo vivimos con su muy elaborada estrategia de concitar la participación de la sociedad civil, que sirvió para que arroparan sus demandas con la bandera del “pueblo”. Y, ahora vuelven a generar falsas esperanzas sobre la posibilidad de alcanzar la paz, con nuevos señuelos. Esta vez, asociados a sus anhelos de proteger a la población civil y superar la pobreza de los “sin tierra”. ¿Quién les cree?
Ahí está su iniciativa de “cese al fuego bilateral”. Cacarean sobre la urgencia de honrar el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos, pero a nuestras espaldas entrenan y reclutan milicianos, apertrechan armas y municiones, preparan planes terroristas y continúan financiándose con dineros del narcotráfico, el secuestro y la extorsión, como lo develaron las interceptaciones y hallazgos en las fronteras con Ecuador y Venezuela. Más parecen dar por sentado un fracaso en La Habana y alistarse para prolongar la guerra que para la paz.

Tamaño engaño no está lejos de sus propósitos en el tema de la tierra. Su oferta de entregar a los campesinos las “tierras provenientes de latifundios improductivos, ociosos o inadecuadamente  explotados, tierras baldías, tierras apropiadas mediante el uso de la violencia y el despojo, y tierras incautadas al narcotráfico”, no sólo parte de concepciones erradas frente al inexistente “latifundio”, sino de alterar los derechos legalmente adquiridos por miles de propietarios rurales, por vía de una reforma expropiatoria, para habilitar un nuevo baño de sangre en el campo.

Pero más importante es su cínico negacionismo sobre los 50 años de despojo y expoliación a miles de campesinos, para quedarse con 800.000 hectáreas, que a todas luces no están dispuestos a depositarlas en el famoso fondo para “desganaderizar” la economía rural, como reconoció Iván Márquez. No extraña el silencio de la delegación oficial. La sensación es que pretenden legalizar el robo de tierras de su “colonización armada”. Ese será su botín de guerra. Pero, además, adueñarse de otras tantas para expandir las Zonas de Reserva Campesina, donde irán a parar los desmovilizados de las FARC, de prosperar la precaria “paz urbana” que se cohonesta en Cuba, a expensas del terror de los campesinos honrados que las habitan.

Era a lo que nos exponíamos, pero nadie medió los alcances de las negociaciones, los nuevos arrestos de las FARC y la dinámica que le imprimieron al proceso. Y no me refiero a los avances, escasos por cierto, sino a sus fehacientes demostraciones de querer mantener a la ruralidad en el ostracismo y la violencia, de conservar su statu quo de depredadores y de rendir a la institucionalidad a sus pies. Por eso no podemos claudicar en la ofensiva militar durante los diálogos, con cese bilateral, ni creer en las promesas de las FARC. No son una opción a la luz de la historia. Está de por medio la incertidumbre y la desconfianza en las FARC, que parecen apuntarle más a la guerra que a la paz.

*Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN.

viernes, 18 de enero de 2013

La voz del “pueblo”

Por: José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie

En menos de dos meses las FARC modificaron las reglas del proceso de paz, para despejar uno de los temas más controvertidos de la agenda: el desarrollo agrario integral. La jugada consistió en hostigar al gobierno para habilitar la “participación del pueblo” y, por esta vía, alterar la hoja de ruta, inclinar la balanza de la negociación y fisurar las bases del acuerdo. El “pueblo habló” –es decir, los asistentes al Foro Agrario– y se convirtió en la “camisa de fuerza” para filtrar, del enjambre de propuestas, sólo aquellas afines a su limitada visión de “lo rural” y legitimar la bandera demagógica de sus aspiraciones políticas: la tierra.

Las piezas encajaron a la perfección para la guerrilla. Ganó una partida tremendamente importante que le permitió agregar un procedimiento a la agenda y sumar otro actor: la “sociedad civil”. Ahora, además de los plenipotenciarios y asesores, podrá presionar otros “acercamientos” al “pueblo” para alargar los diálogos. Es su forma de ganar tiempo: a más tiempo, más legitimidad, réditos políticos, reconocimiento nacional e internacional e incluso solución a las fracturas en sus filas narcoterroristas.

Al otro lado quedó el gobierno en situación incómoda. Las FARC aprovechan la envalentonada para medirle el aceite a la comisión gubernamental en La Habana y ponerla contra la pared, para que acepte sus demandas bajo el prurito de que proceden del “pueblo” y, por ende, no puede despreciarlo. La prepotencia de la guerrilla es tal, que se da el lujo de desestimar la participación del Presidente Santos en la “etapa exploratoria”, citar una Constituyente –que ya va en plebiscito– y forzar al Minagricultura a comparecer en Cuba, para que frene su gestión y adopte sus “indicaciones”. Inaceptable.

Estos protuberantes problemas en la nueva dinámica de los diálogos, propiciados por las FARC, los advertí cuando manifesté mi inconformismo por el “Foro Agrario”. Se legitimó a un lobo disfrazado de oveja. Pregunto ¿El Foro Agrario o las Mesas Regionales de Paz representaron los intereses de los 12 millones de habitantes, productores y empresarios del campo? En el Foro, por ejemplo, el 60% de los asistentes procedía de movimientos sociales ajenos al sector rural ¿Y los demás?

Pero este modelo amorfo de “sociedad civil” cayó como anillo al dedo de las FARC. Es su comodín para cristalizar sus movimientos de ajedrecista previstos de tiempo atrás. Los vítores a los dos eventos no son gratuitos. A la postre, el adoctrinamiento de sus bases sociales en las regiones, previo a la parafernalia de Noruega y Cuba, cuajaron en el texto del Foro Agrario. Allí quedaron consignadas las propuestas de la izquierda radical que tomó asiento en el recinto, a expensas de la ingenua multitud que creyó en un acto democrático promovido por las FARC.

El asunto es que nadie conoce la versión final. Se habla de 11 libros con 6.000 propuestas en el Foro Agrario, más otros 9 tomos de las Mesas Regionales. Aunque no se necesita ser prestidigitador para adivinar las ideas allí consignadas y para saber que las FARC hoy las acomodan hábilmente para ir contra el inexistente latifundio, la propiedad privada, Fedegán y la fuerza pública. Lo que explica el “embargo” al que sometieron el texto los negociadores.

Entre tanto se empiezan a oír, desde el muy acomodado sector urbano, avales a la “nueva” retórica de la guerrilla, “más flexible” y “más viable” para solucionar la problemática del desarrollo agrario integral. Ciertamente, su discurso de hoy apacigua los temores de los grandes capitales, calla sobre la violenta colonización que protagonizaron con paramilitares y narcotraficantes y se adecúa para defender sus verdaderos intereses a espaldas del país, del Congreso y de la auténtica sociedad civil. Mientras tanto, el país rural, convidado de piedra, se prepara para lo inevitable: la prolongación de su desgracia.

*Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN.

domingo, 13 de enero de 2013

“Contentillo” para los imperios


Por: José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie

El gobierno cedió a las demandas de los eurodiputados y este 28 de enero entrará en vigor el TLC con la Unión Europea, sin la ratificación formal del tratado por parte del Congreso, gracias a una cláusula de “aplicación provisional”. La premura no parece responder a la “conveniencia comercial”, sino a una actitud provinciana de bajar la cabeza ante los imperios. Más cuando ellos son activos observadores del proceso de paz y su aval será clave para limpiar, ante la comunidad internacional, los crímenes de lesa humanidad y narcotráfico cometidos por las FARC y asimilarlos como conexos al delito político. Eso, al parecer, es más importante que procurar el trámite reposado, que permitiría advertir y evitar la ruina para más de 300 mil familias ganaderas.

No hay otra explicación. A fin de cuentas, el Sistema de Preferencias Generalizadas estaría vigente hasta diciembre de este año. En consecuencia, se puede surtir con prudencia el trámite ante el Congreso y el control constitucional del tratado, antes de hacerlo efectivo. Pero bastó una semana de lobby de los diplomáticos de la eurozona para echar abajo nuestro ordenamiento. Olvidamos que durante un lustro el Viejo Continente ignoró nuestras solicitudes y ahora, cuando son ellos los que necesitan nuestro mercado por la crisis interna, presionan su vigencia. Es una sensación que también experimentamos en el TLC con USA.

No sé por qué corremos a atender las solicitudes de las potencias y rendir cuentas a cuánto organismo internacional existe. Ahí está el fallo contra SAN ANDRES. Pregunto: ¿Qué hace en Holanda el Presidente del Senado, Roy Barreras, llevando “información real” y de “primera mano” a la Corte Penal Internacional –que ni siquiera nos ha pedido– sobre el Marco Jurídico para la Paz o el Fuero Penal Militar? Imagino que anticipándose a las demandas de excarcelación, indultos y amnistías de La Habana. La moneda de cambio que obtendrá nuestra sociedad, luego de medio siglo de horror de las FARC. En tanto que temas tan sustantivos, como el precario equilibrio social y económico del campo, quedarán supeditados a esta penosa “diplomacia” y a “tratos preferenciales” de papel.

Así, mientras otros frotan las manos celebrando los “goles”, aquí los lecheros cruzan los dedos, ante la inercia de la desgastada “agenda interna”, la anémica ejecución del gasto público, del inactivo Conpes lechero y la peligrosa balanza deficitaria, que incluso llevó al Minagricultura a solicitar salvaguardias sectoriales. Lo advertimos: contingente que se abre para importar, es contingente que se llena. En 2012 las compras de lácteos se incrementaron 200% en comparación con 2011 y fueron 8 veces más que en 2010. ¿Qué pasará ahora que entra Europa y nos coge con los pantalones abajo?

Competimos con leches subsidiadas, con precios internos al productor en caída –más de 18% en el último semestre–, costos de producción al alza –entre 5 y 6 puntos por encima de la inflación de alimentos– y una dramática revaluación del peso frente al dólar. Es la ruta segura a la debacle de más de un millón de campesinos que dependen de la producción lechera. Afectar más la difícil situación del campo repercutirá, en poquísimos años, en la estabilidad socio-económica del país. Y no creo que los americanos o los europeos salgan en nuestra ayuda.

En cambio, los colombianos estaremos llorando amargamente sobre nuestra leche derramada, mientras ellos aplauden el ascenso de una precaria “paz urbana”, sustentada sobre un pasado plagado de víctimas de atroces crímenes, sin justicia, sin verdad, sin reparación. Pero además, con un campo aún en guerra, sin oportunidades, con mayor miseria y consciente, una vez más, de que el Estado volvió a darle la espalda para complacer a frágiles aliados. Esos que un día nos metieron en la barahúnda de la lucha anti-drogas, para luego avalar la salida impune de quienes usaron el narcotráfico para destrozar a Colombia.

*Presidente Ejecutivo de FEDEGÁN

viernes, 11 de enero de 2013

La economía no va bien

Columna publicada el  4 enero de 2013.


Por José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie

2013 será un año decisivo. Atrás quedaron las duras reformas en el Congreso, la Ley de víctimas y restitución de tierras y los diálogos con las FARC. Estos temas y otros más, marcarán un año de grandes definiciones, especialmente en el campo político. La de mayor trascendencia será si el presidente Santos se le mide a su reelección y si el expresidente Uribe encabeza una lista al senado. Ambas decisiones pasan por la salud de la economía y la paz negociada.

Pese a que los diálogos en la Habana tendrán más titulares, es la economía la que condicionará el escenario electoral por su alto impacto en el empleo y el bienestar. Bush padre perdió la reelección con Bill Clinton después del triunfo en la guerra del desierto. Y Clinton hizo célebre la vieja frase de "Es la economía, estúpido". Sin embargo, la economía no lo es todo, como recordaba en los noventa Fabio Echeverri Correa: “La economía va bien, el país va mal”, refiriéndose al auge económico y apertura de capitales, pero acompañada de fuertes y permanentes situaciones de violencia. Sin duda, en el 2006, la frase de Echeverri pudo haberse formulado como “la economía va bien y el país mejor”, por el mejoramiento de la seguridad, el fortalecimiento de la inversión y los avances en la cohesión social, que le permitieron a Colombia multiplicar por más del 2,5 el PIB, las exportaciones y las reservas internacionales y reducir en más de la mitad la deuda externa y la inflación.

Hoy, es indiscutible que las buenas condiciones de seguridad y orden público que empezaron a forjarse en 2002 se han deteriorado, a pesar del esfuerzo de la Fuerza Pública, como también se ha deteriorado el desempeño de la economía, con lo cual la frase citada estaría migrando a “el país no va bien y su economía tampoco”.

Las alarmas en diferentes sectores son evidentes. La construcción se descolgó el último trimestre con un saldo en rojo de 12,3% y, año corrido, prácticamente dejó de crecer. La situación de la industria es aun peor: no arroja crecimiento en el año y muestra crecimiento trimestral negativo en los dos últimos periodos como síntomas de una evidente contracción. Y la "locomotora” de minas e hidrocarburos, dejó de tener los resultados de años anteriores.

En el sector agropecuario la situación no es diferente. El crecimiento es irregular y las buenas noticias están por el lado del Café. Es más, las mismas cifras del DANE muestran que el crecimiento agropecuario entre enero y septiembre de 2012 es bajo, con solo el 2,1%; y se respalda en una tasa de Formación Bruta de Capital Fijo negativa de 3,5%, lo que tendrá consecuencias en el corto plazo. Sorprende por ello los resultados del empleo en menos de dos dígitos, cuando los sectores claves de la economía marcan una tendencia a la baja.

Tengo el presentimiento que el panorama laboral no será el mismo. Las modificaciones introducidas para darle respuesta a exigencias ex-post del gobierno americano para aprobar el TLC, implicará un menor dinamismo en ciertos sectores, en especial servicios y de bienes básicos, por la eliminación de las cooperativas asociadas de trabajadores y las normas con alcance penal para proteger la promoción del sindicalismo. También lo será la obligación de celebrar convenciones colectivas de trabajo cada año de todas las agencias del Estado.

Sin querer ser “ave de mal agüero”, la economía colombiana bajo estas condiciones tendrá un 2013 difícil, y lo será más si se acentúa la crisis internacional y la profundización de los TLC siguen generando efectos negativos. Es prácticamente imposible competir con una tasa de cambio que hoy ronda los $1.750 pesos. También son evidentes para 2013 las señales de desaceleración en el consumo de hogares y no se pueden desconocer los datos de aumento de cartera vencida de los colombianos, que aumentó en un billón de pesos. En otras palabras los hogares están dejando de pagar sus deudas.

La opinión es muy dada a simplificar las cosas. Se escucha que si el gobierno logra firmar un acuerdo con las FARC la reelección es un hecho. No lo veo así. Por supuesto que el proceso y no solo sus resultados, tendrá un impacto político-electoral, pero si estos no van acompañados de una respuesta económica y social, mucho me temo, que el combustible de la opinión no dé para tanto. Por lo pronto, estamos lejos de poder afirmar que la economía va bien y el país mejor.

* Presidente ejecutivo de Fedegán.