Por José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie
2013 será un año decisivo. Atrás quedaron las duras reformas
en el Congreso, la Ley de víctimas y restitución de tierras y los diálogos con
las FARC. Estos temas y otros más, marcarán un año de grandes definiciones,
especialmente en el campo político. La de mayor trascendencia será si el
presidente Santos se le mide a su reelección y si el expresidente Uribe
encabeza una lista al senado. Ambas decisiones pasan por la salud de la
economía y la paz negociada.
Pese a que los diálogos en la Habana tendrán más titulares,
es la economía la que condicionará el escenario electoral por su alto impacto
en el empleo y el bienestar. Bush padre perdió la reelección con Bill Clinton
después del triunfo en la guerra del desierto. Y Clinton hizo célebre la vieja
frase de "Es la economía, estúpido". Sin embargo, la economía no lo
es todo, como recordaba en los noventa Fabio Echeverri Correa: “La economía va
bien, el país va mal”, refiriéndose al auge económico y apertura de capitales,
pero acompañada de fuertes y permanentes situaciones de violencia. Sin duda, en
el 2006, la frase de Echeverri pudo haberse formulado como “la economía va bien
y el país mejor”, por el mejoramiento de la seguridad, el fortalecimiento de la
inversión y los avances en la cohesión social, que le permitieron a Colombia
multiplicar por más del 2,5 el PIB, las exportaciones y las reservas
internacionales y reducir en más de la mitad la deuda externa y la inflación.
Hoy, es indiscutible que las buenas condiciones de seguridad
y orden público que empezaron a forjarse en 2002 se han deteriorado, a pesar
del esfuerzo de la Fuerza Pública, como también se ha deteriorado el desempeño
de la economía, con lo cual la frase citada estaría migrando a “el país no va
bien y su economía tampoco”.
Las alarmas en diferentes sectores son evidentes. La
construcción se descolgó el último trimestre con un saldo en rojo de 12,3% y,
año corrido, prácticamente dejó de crecer. La situación de la industria es aun
peor: no arroja crecimiento en el año y muestra crecimiento trimestral negativo
en los dos últimos periodos como síntomas de una evidente contracción. Y la
"locomotora” de minas e hidrocarburos, dejó de tener los resultados de
años anteriores.
En el sector agropecuario la situación no es diferente. El
crecimiento es irregular y las buenas noticias están por el lado del Café. Es
más, las mismas cifras del DANE muestran que el crecimiento agropecuario entre
enero y septiembre de 2012 es bajo, con solo el 2,1%; y se respalda en una tasa
de Formación Bruta de Capital Fijo negativa de 3,5%, lo que tendrá
consecuencias en el corto plazo. Sorprende por ello los resultados del empleo
en menos de dos dígitos, cuando los sectores claves de la economía marcan una
tendencia a la baja.
Tengo el presentimiento que el panorama laboral no será el
mismo. Las modificaciones introducidas para darle respuesta a exigencias
ex-post del gobierno americano para aprobar el TLC, implicará un menor
dinamismo en ciertos sectores, en especial servicios y de bienes básicos, por
la eliminación de las cooperativas asociadas de trabajadores y las normas con
alcance penal para proteger la promoción del sindicalismo. También lo será la
obligación de celebrar convenciones colectivas de trabajo cada año de todas las
agencias del Estado.
Sin querer ser “ave de mal agüero”, la economía colombiana
bajo estas condiciones tendrá un 2013 difícil, y lo será más si se acentúa la
crisis internacional y la profundización de los TLC siguen generando efectos
negativos. Es prácticamente imposible competir con una tasa de cambio que hoy
ronda los $1.750 pesos. También son evidentes para 2013 las señales de
desaceleración en el consumo de hogares y no se pueden desconocer los datos de
aumento de cartera vencida de los colombianos, que aumentó en un billón de
pesos. En otras palabras los hogares están dejando de pagar sus deudas.
La opinión es muy dada a simplificar las cosas. Se escucha
que si el gobierno logra firmar un acuerdo con las FARC la reelección es un
hecho. No lo veo así. Por supuesto que el proceso y no solo sus resultados,
tendrá un impacto político-electoral, pero si estos no van acompañados de una
respuesta económica y social, mucho me temo, que el combustible de la opinión
no dé para tanto. Por lo pronto, estamos lejos de poder afirmar que la economía
va bien y el país mejor.
* Presidente ejecutivo de Fedegán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario