@jflafaurie
En menos de
dos meses las FARC modificaron las reglas del proceso de paz, para despejar uno
de los temas más controvertidos de la agenda: el desarrollo agrario integral.
La jugada consistió en hostigar al gobierno para habilitar la “participación
del pueblo” y, por esta vía, alterar la hoja de ruta, inclinar la balanza de la
negociación y fisurar las bases del acuerdo. El “pueblo habló” –es decir, los
asistentes al Foro Agrario– y se convirtió en la “camisa de fuerza” para
filtrar, del enjambre de propuestas, sólo aquellas afines a su limitada visión
de “lo rural” y legitimar la bandera demagógica de sus aspiraciones políticas:
la tierra.
Las piezas
encajaron a la perfección para la guerrilla. Ganó una partida tremendamente
importante que le permitió agregar un procedimiento a la agenda y sumar otro
actor: la “sociedad civil”. Ahora, además de los plenipotenciarios y asesores,
podrá presionar otros “acercamientos” al “pueblo” para alargar los diálogos. Es
su forma de ganar tiempo: a más tiempo, más legitimidad, réditos políticos,
reconocimiento nacional e internacional e incluso solución a las fracturas en
sus filas narcoterroristas.
Al otro
lado quedó el gobierno en situación incómoda. Las FARC aprovechan la
envalentonada para medirle el aceite a la comisión gubernamental en La Habana y
ponerla contra la pared, para que acepte sus demandas bajo el prurito de que
proceden del “pueblo” y, por ende, no puede despreciarlo. La prepotencia de la
guerrilla es tal, que se da el lujo de desestimar la participación del Presidente
Santos en la “etapa exploratoria”, citar una Constituyente –que ya va en
plebiscito– y forzar al Minagricultura a comparecer en Cuba, para que frene su
gestión y adopte sus “indicaciones”. Inaceptable.
Estos
protuberantes problemas en la nueva dinámica de los diálogos, propiciados por
las FARC, los advertí cuando manifesté mi inconformismo por el “Foro Agrario”.
Se legitimó a un lobo disfrazado de oveja. Pregunto ¿El Foro Agrario o las
Mesas Regionales de Paz representaron los intereses de los 12 millones de
habitantes, productores y empresarios del campo? En el Foro, por ejemplo, el
60% de los asistentes procedía de movimientos sociales ajenos al sector rural
¿Y los demás?
Pero este
modelo amorfo de “sociedad civil” cayó como anillo al dedo de las FARC. Es su
comodín para cristalizar sus movimientos de ajedrecista previstos de tiempo
atrás. Los vítores a los dos eventos no son gratuitos. A la postre, el
adoctrinamiento de sus bases sociales en las regiones, previo a la parafernalia
de Noruega y Cuba, cuajaron en el texto del Foro Agrario. Allí quedaron
consignadas las propuestas de la izquierda radical que tomó asiento en el
recinto, a expensas de la ingenua multitud que creyó en un acto democrático
promovido por las FARC.
El asunto
es que nadie conoce la versión final. Se habla de 11 libros con 6.000
propuestas en el Foro Agrario, más otros 9 tomos de las Mesas Regionales.
Aunque no se necesita ser prestidigitador para adivinar las ideas allí
consignadas y para saber que las FARC hoy las acomodan hábilmente para ir
contra el inexistente latifundio, la propiedad privada, Fedegán y la fuerza
pública. Lo que explica el “embargo” al que sometieron el texto los
negociadores.
Entre tanto
se empiezan a oír, desde el muy acomodado sector urbano, avales a la “nueva”
retórica de la guerrilla, “más flexible” y “más viable” para solucionar la
problemática del desarrollo agrario integral. Ciertamente, su discurso de hoy
apacigua los temores de los grandes capitales, calla sobre la violenta
colonización que protagonizaron con paramilitares y narcotraficantes y se
adecúa para defender sus verdaderos intereses a espaldas del país, del Congreso
y de la auténtica sociedad civil. Mientras tanto, el país rural, convidado de
piedra, se prepara para lo inevitable: la prolongación de su desgracia.
*Presidente
Ejecutivo de FEDEGÁN.
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