Por: José Félix Lafaurie Rivera*
@jflafaurie
En
la guerra la primera víctima es la verdad. También parece serlo en las
negociaciones con actores armados. Y más aún, cuando la reelección
depende de los criminales. Las
mentiras o verdades a medias se hicieron sistemáticas para este
Gobierno. Buscan justificar la actuación y obviar el chantaje de los
narcoterroristas, para mantener una opinión favorable que rente unos
puntos en las encuestas. Lo importante es no quedar al descubierto,
aunque tenga que pagar el favor a las Farc. Ahí están los recientes
desaciertos. Se habilitó la extraña liberación de “Julián Conrado”, se
ocultó el derribo del helicóptero en Antioquia y habrá que ver si luego se disculpa también la barbarie de Pradera (Valle). Mientras
las Farc frotan victoriosas sus manos, el Gobierno luce más atrapado
por los diálogos y la sociedad más confundida e incrédula.
El
Gobierno no necesitaba mentir, a propósito de la cancelación de la
orden de extradición de “Julián Conrado”. No es claro si lo hizo porque
las Farc lo indujeron o si, por el contrario, lo llevó deliberadamente a
Cuba por exigencia de las Farc, con el argumento que iba como
negociador, cuando la realidad era otra. No es la primera vez. Primero
fue “Pablo Catatumbo” del Bloque Occidental, y ahora el “cantante” del
Bloque Sur y quien fuera mano derecha de “Simón Trinidad”. Quién sabe si
en el desfile hacia el lavadero de delitos de La Habana, se incluyan
otros peligrosos cabecillas como los alias
“Isaías Trujillo”, “Román Ruiz”, “Rubín Morro” o “Pedro Baracutado”,
comandantes del Bloque Iván Ríos, hoy en abierta desobediencia de sus
mandos en Cuba.
Ahí
está el Frente 36, uno de los primeros en violar la tregua en diciembre
de 2012 y que repitió en este segundo cese unilateral al fuego, al
igual que las estructuras que operan en Cauca, Norte de Santander,
Arauca o Nariño. En inteligencia nadie descarta la autoría de esa célula
en el siniestro del helicóptero
en Anorí o la del Sexto Frente en la moto-bomba de Pradera, aunque en
Casa de Nariño prefieren apuntar a un accidente, a otros actores y a la
tácita e indefensable “torpeza” de las Farc. Es probable que en el
“legítimo” afán reeleccionista del Presidente Santos, toda la cúpula del
Estado Mayor Conjunto de las Farc termine en Cuba. ¿Es parte de las
concesiones? Nadie sabe.
El
secretismo es evidente, como las mentiras desde antes de noviembre de
2012 y que hoy sirven a las Farc para extorsionar al Presidente Santos.
De hecho, otros asuntos otrora inamovibles, han ido cobrando vida
inexplicablemente, como la Asamblea Nacional Constituyente, para ceder
al apetito reformista de las Farc y hacer nugatorios 50 años de
barbarie. Las Farc ya hablan de 141 integrantes, entre los cuales
figurarían guerrilleros nominados en forma directa. La vía sería la
consulta en referendo, simultáneo con los comicios. Para eso se reformó
el Estatuto de Participación Ciudadana cuya intención inicial nadie
entendió, ni las propias Farc, pero que hoy cobra sentido.
No
sería extraño que también se abandonara la erradicación de los cultivos
de coca, se neutralizara la fuerza pública en esas zonas y hasta se
diera paso a liberaciones masivas de guerrilleros. Ya está bueno. El
Gobierno tiene la obligación de brindarle transparencia y honestidad al
proceso de paz, de cara al voto popular que lo eligió y que pretende
volver a conquistar. Tenemos derecho a saber qué se está pactando.
Cuáles son los términos en materia de verdad, justicia y reparación. Con
quién se está negociando realmente –15, 1.500 o 15.000 hacen una enorme
diferencia–. Qué hay detrás del movimiento de otros cabecillas hacia La
Habana y por qué se miente innecesariamente al país sobre los crímenes
que siguen cometiendo las Farc. Podría ser un principio para quitarse la
cadena de “rehén” y evitar la extorsión de las Farc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario